Supongo que todos hemos recurrido alguna vez a los tópicos que desde siempre hemos barajado. Las cosas han cambiado, ya nada es lo mismo. Ha llegado el momento de reajustar todas las piezas del puzle de la cotidianeidad, porque en los tiempos que corren ya no encajan.
Siento vergüenza de algunos de mis pensamientos, y a veces me bulle el impulso de caer en un alarde de sinceridad, que no me traería consecuencias beneficiosas, así que me reprimo, me visto con mi máscara de hipocresía, de falsedad, de disimulo, y haciendo un ímprobo esfuerzo, sigo caminando de manera automática, por tortuosos senderos de tierra, por inseguros puentes, por laderas escarpadas, por arenas del desierto, por terrenos pantanosos, unas veces bajo un sol de justicia, otras soportando temperaturas bajo cero, o peleando contra la violencia de vientos huracanados. Si nada de esto consigue hacerme sucumbir, me revestirá de una fortaleza indestructible.
Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia. Y hasta aquí puedo leer.
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