INMA
No se escuchan hoy las risas de tus niños
y tu clase se ha quedado triste y muda.
El pasillo entona el eco de tu nombre
y las lágrimas ahogan nuestras dudas.
¡Cuántas dosis de paciencia, cuántas horas
dedicaste a enseñar a tus pupilos!
¡Cuántos proyectos y sueños de colores,
cuántos abrazos la muerte te ha impedido!
Guardaremos en el alma los recuerdos
que de amiga y compañera nos dejaste.
Ve con Dios, Inma querida, sube al Cielo y
que los ángeles disfruten tus bondades.
Rezaremos todos juntos en tu duelo
al unísono, aunque sea llorando a mares.
Antes de entrar en el mar
el río tiembla de miedo,
pero ya no hay vuelta atrás.
El río debe aceptar
que entrando en el océano
no desaparecerá:
dejará de ser un río
para convertirse en mar.
(Versos basados en una metáfora de Khalil Gibran).
Maribel Núñez Arcos. (Diciembre 2024).