Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

martes, 31 de diciembre de 2024

¡Hola, 2025!

 

¡Hola, 2025!

 

Con este 2024 que se va para no volver tengo sentimientos encontrados.

Durante estos doce meses he sido una maestra mediopensionista plenamente feliz; una madre sufridora con cada revés de su prole, como no puede ser de otra manera; una mujer desgastada por el peso de los calendarios; una esposa que aún conserva ilusiones secuestradas durante décadas por las obligaciones; una hija que se nutre de los valores inculcados por sus antepasados; una eterna alumna que pulula por los pasillos que la han visto crecer y madurar; una ciudadana esperanzada en las expectativas que el nuevo año traiga bajo el brazo.

No pido nada y lo pido todo. Se han ido para siempre personas muy queridas, vendrán otras a dulcificar los días.

Al carajo los aprovechados, mezquinos, desleales, maledicentes, cínicos, mentirosos, narcisistas, prepotentes y toda su corte infernal.

Bienvenido 2025, aunque su manida rima haga sangrar mi anticuado romanticismo. Te recibo con los brazos abiertos y mi mejor sonrisa. Sé benévolo conmigo y con todos los que quiero.

Amén.

 


 

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