Enséñame.
Enséñame a llorar,
que mi corazón rebosa de angustia
y se quiere desahogar.
Desentierra mi risa,
que yace bajo las piedras
de mi castillo encantado.
Ven, date prisa.
Vísteme de abrazos, hunde
tu nariz en mi nuca y miremos el ocaso.
Sujeta mis huesos desvencijados
entre notas de un bolero,
decadente y trasnochado.
Enséñame a soñar
y atrapa mis ilusiones,
embadurnadas de mar.
Bésame bajo la lluvia,
recítame mil poemas
bajo la luz de la luna.
Pinta lindas amapolas
en los días enlutados,
y haz unas cuantas cabriolas.
Musítame en la almohada
la canción de tus caricias,
bajito, como una nana.
Y enséñame cómo orar.
Quiero elevar mi plegaria
y poder resucitar.
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