Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

sábado, 22 de agosto de 2015

Cielos de agosto (“Estampas” – XX)



Cielos de agosto
(“Estampas” – XX)

Cada día el dolor pellizca la
garantía del final de los silencios
y la soledad consentida que
caracterizan las horas felices
del descanso estival. A veces la
madrugada se despereza mostrando
sin disimulo las plumas de los cirros,
que cubren como palio la melancolía
de los últimos cielos de agosto.
En ocasiones, el desayuno se
sirve bajo un gran desfiladero de
nubes preñadas.
En los largos paseos vespertinos
se desnuda una gran explanada
de arena cenicienta, acogiendo
sin desaliento un mar grisáceo,
cuya línea del horizonte se
oculta avergonzada tras un velo
de neblina. Palidece la piel
bronceada ante el vulgar e inminente
retorno a la fábrica de las rutinas.
Te quiero, Agosto, a pesar y también
a causa de los renunciamientos,
la servidumbre,
los sacrificios y los sinsabores
que debo soportar hasta que puedo,
de nuevo, acercarme a tus cálidos
días, después de arrancar, una a una,
doce hojas de ilusionada esperanza.






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