En medio de un vendaval, 
lanzando un sortilegio al
cielo, 
te llevaste tus abrazos 
y tus besos de saldo, 
tus risas a borbotones, 
tu histrionismo y tu
aparente 
frescura.
Pero se colaron en tu
maleta, 
también, tu cobardía, 
tu idílico sueño y tus 
ansias de volar hasta el 
infinito y girar en la 
primera luna a la
derecha, 
batiendo tus alas siempre
hacia la luz.
Que te vaya bonito, 
pero vete al país de 
Nunca Jamás, donde
encuentres 
aquello que te mereces, 
para que el resto del
mundo 
pueda seguir, con la
decepción de tu 
sombra a cuestas, pero en
paz, 
el buen camino.
Descoseremos los 
pespuntes torcidos de tus
costuras y
confeccionaremos 
vestidos de fiesta para 
estrenar, cuando luzca el
arcoíris tras la lluvia 
salada.
Escondí mis lágrimas sordas
en una botella mágica
y la he lanzado al mar
del olvido.
 


 
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