Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Los ojos de la inocencia



Esta mañana me quedé trabajando en mi gimnasio cuando todos mis alumnos de primaria terminaron las clases. En el patio había niños de infantil en su recreo. Jugaban en la puerta, cerrada, y a veces chocaban contra ella empujándose en sus juegos. De repente la puerta se abrió, y aparecieron ante mis ojos dos diminutos, niño y niña, de unos 4 o 5 añitos. Al verme, pusieron cara de “yo no he sido”, y se acercaron a mi mesa diciendo que la culpa era de una tal Laura, que se había ido corriendo. Les dije que no tenía importancia, pero que tenía que trabajar y que por favor se fueran al patio y me cerraran la puerta. Él, me echó su bracito al cuello y me dijo: “un besito”, que seguidamente me estampó en la cara. Y ya cuando se iba, cerrando la puerta tras de sí, se despidió con un “te quiero”, acompañado de una sonrisa. La inocencia en estado puro.
En las últimas semanas el mundo se ha visto convulsionado por indeseables acontecimientos que han disparado todas las alertas. El miedo ha tomado posesión de nuestras vidas, y ha bloqueado nuestras ilusiones, nuestros proyectos, nuestras creencias. Justo lo que pretendían los que están dinamitando nuestra sociedad sin miramientos.
Aunque nos cueste, aunque nos vaya la vida en ello, no dejemos que arruinen las libertades que hemos logrado a base de tiempo y esfuerzo.
Deseo volver a sentirme ingenuamente segura en un mundo de maldad y falsedades, mirar a los ojos de la inocencia y esbozar una sonrisa de complicidad, y soñar que con ello podré fulminar intereses económicos y fanatismos ideológicos.
Quiero zanjar las diferencias con palabras y firmar cualquier acuerdo con un abrazo.

Quiero Paz y quiero Amor.



3 comentarios:

  1. Publicado en 'Cartas al Director' del diario HOY el viernes 27 de noviembre de 2015.

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  3. Me encanta esta carta, no porque se hable de mi hijo ( el trasto zalamero) sino porque es una carta escrita con el corazón, con mucho sentimiento y con toda la razón.

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