Este es mi espacio, mi pequeña parcela de libertad, mi válvula de escape, mi cofre de sentimientos, mi retiro, mi confesionario, el escondite de mis rebeliones, el escaparate de mi alma.

viernes, 31 de octubre de 2014

¡Vivan los Tosantos!


Cuando era niña, allá por el Paleolítico, se celebraban los Tosantos en mi pueblo a la manera tradicional, que tenía mucho que ver con nuestras más arraigadas costumbres, heredadas de nuestros antepasados, y no como ahora, que nos han impuesto, como el que no quiere la cosa, la fiesta anglosajona de Halloween, con la socorrida excusa del bilingüismo y la madre que lo parió.


A nuestros queridos Tosantos le han dado calabazas las brujitas que han proliferado como las malas hierbas por los patios y pasillos de las escuelas, así como en parques, avenidas o zonas de botellón, y se va imponiendo el trick-or-treat, truco o trato, un juego fonético que no se trata de un truco propiamente dicho, sino más bien de un susto, una broma o una travesura: se pide "un regalo", normalmente un dulce o una golosina.


En mi época salíamos las amiguitas con una cestita en la que llevábamos una merienda, constituída principalmente por castañas, higos, nueces (con los que hacíamos casamientos), y también manzanas, granadas, pasas, ciruelas, rosquillas... En lugar de calabazas, se vaciaba un melón y se le abrían orificios a modo de ojos y boca, y se ponía dentro una vela encendida para darle un aspecto fantasmagórico.


No me importaría celebrar Halloween a medias con los Tosantos, pero eliminarlos de un plumazo, dejar que nos borren nuestras señas de identidad popular, por imperativo anglosajón, me indigna.


       Que no somos más tontos porque no entrenamos, ¡leñe!



miércoles, 29 de octubre de 2014

¡Maribelandia supera las 90.000 visitas!





Acabo de percatarme del dato: Maribelandia supera las 90.000 visitas. No está mal, si se piensa friamente.




Este blog supone para mí una eficaz terapia para combatir la rutina, los indicios de depresión, la rabia, la impotencia, las pequeñas -y las grandes- frustraciones, porque vierto en él, sin complejos y sin trabas lo que me apetece en cada momento, según las circunstancias que me rodean o mis estados de ánimo.


Dispuesta desde este momento para celebrar las 100.000, un número redondo. Pero habrá que esperar, paciencia...






                           ¡Hasta pronto!


lunes, 27 de octubre de 2014

Agujero negro


Yo diría que es un agujero negro lo que sufrimos en el corazón de la política nacional, a juzgar por la elevada concentración de masa choricera que padecemos, capaz de generar tal campo gravitatorio a su alrededor, que ningún representante público puede escapar a su influjo, por muy honrado que se crea.


Cuando aún no he tenido tiempo para opinar del pequeño Nicolás y su paralelismo con la novela picaresca española del Siglo de Oro, salta al ruedo informativo la “Operación Púnica”. Detenido el nº 2 de “la Espe”, Francisco Granados, y 50 personas más vinculadas a esta trama, en la que las actuaciones ilegales campaban a sus anchas: blanqueo de dinero, falsificación de documentos, tráfico de influencias, comisiones ilegales, prevaricación…, lo típico de un tiempo a esta parte (ya se quedan en el olvido Acebes, Rato…). 



Es una ciclogénesis (nuevo vocablo aceptado por la RAE) explosiva, que se ha convertido en crónica, y nos ha menguado la capacidad de asombro. 



Xavier Trías, alcalde de Barcelona, también está en entredicho, por lo que declara estar indignado. Total, por ser titular, presuntamente, de una cuenta en Suiza, (o en Andorra, qué más da), con un saldo cercano a los 13 millones de euros. Subraya en un tuit (otro nuevo vocablo aceptado por la RAE) que no ha tenido dinero en el extranjero, pero Pujol tampoco lo admitió a la primera. 




        Próximamente, nuevos capítulos de esta serie de terror.


martes, 21 de octubre de 2014

XL Semanal cumple





Anteayer, domingo, me llevé la sorpresa de ver mi carta "La vida alegre" publicada y premiada en la revista XL Semanal, y esta mañana he recibido en casa la tablet prometida. No he tenido tiempo de preguntarme cómo me la harían llegar, porque han cumplido religiosamente y en tiempo récord. Hecho ante el cual no me queda otra opción que canturrear divertida, mirando la tablet con pasión:

"Agradecida y emocionada, solamente puedo decir: gracias por venir..."




Un beso cariñoso para Lorenzo Silva, que ojalá le llegue de mi parte con la misma diligencia con la que él ha enviado mi regalo.


lunes, 20 de octubre de 2014

1980: el terror más caro del mundo


Con fecha de un siglo menos se publicita un conocido turrón cada Navidad. No he podido evitar el paralelismo entre ese slogan y el título de esta carta, señal del alto nivel de marketing  empleado tan dulce, sutil y persistentemente por la marca aludida. 



ETA tiñó de sangre el año 1980: de las 829 personas que asesinaron a lo largo de toda su historia, 92 de ellas fueron durante aquel fatídico período. Una media de 7 muertos al mes, que dejó una senda de tragedia y de dolor innecesario e incomprensible. Guardia Civil, Policía Nacional y Municipal, militares, empresarios, políticos, jueces, miembros de instituciones penitenciarias y personas relacionadas con el mundo de la comunicación, que afrontaron su precipitado juicio final en el País Vasco, Madrid, Barcelona, Navarra, o en el vecino país francés. Más de la mitad de sus atentados fueron perpetrados con coche-bomba, pero ETA también sembró el terror con crueles secuestros (recuérdese el de Ortega Lara, encerrado en un zulo más de un año y medio, o el de Miguel Ángel Blanco, que movilizó a toda la sociedad española y acabó con su vida de un tiro en la cabeza). 


                                              Foto: Carlos García Pozo

He leído en prensa la entrevista al siniestro personaje apodado “Carnicero de Mondragón”, ahora campando a sus anchas en la calle. Cumplida su condena de 29 años en la cárcel, con sus manos manchadas de la sangre de 17 víctimas, niega ser un psicópata, tampoco un asesino (dice que es un ejecutor…) y afirma contundentemente no estar arrepentido. ¿Para qué ha servido la lucha armada? Ni siquiera él es capaz de dar una respuesta coherente, sencillamente porque no la hay. 


       Alto precio el que hemos pagado todos.

Domingo de otoño

                               (Foto de mi amigo Diego Algaba Mansilla)

Se me escapa este soleado domingo de otoño, dejándome un dulce sabor de boca y una sonrisa de satisfacción tatuada en el gesto.
Tenía previsto participar en una carrera solidaria a favor de los alérgicos a los alimentos, y madrugué para desayunar sin prisas y llegar con tiempo de calentar antes de la prueba.


Coincidí con dos antiguos alumnos, uno de ellos compañero actualmente de trabajo, que también iban a correr.  Salimos al mismo tiempo, pero solo me mantuve a su lado los primeros 500 metros; en ese punto bajé el ritmo y empecé a perderlos de vista. Les doblo la edad, y mi aspiración en esta segunda carrera en toda mi vida consistía, igual que en la anterior, en llegar a la meta después de recorrer los 6 kilómetros.
Y llegué, pero me costó. Hacía mucho calor hoy, y yo tengo la costumbre de salir a correr de noche, por lo que mi lucha es conmigo misma, con mis limitaciones físicas y mi fortaleza psicológica, sin entrar en juego factores meteorológicos adversos.
Me animó mucha gente mientras corría, gente que no conozco o que no he reconocido, algo que es de agradecer para esforzarte, a sabiendas que tu único premio será la satisfacción de un deber, autoimpuesto, cumplido.
Recogí una mochila, que entregaban a todos los corredores participantes, en la que encontré agua, zumo y fruta, víveres de los que di buena cuenta.
Me acerqué a la mesa donde estaban revisando las clasificaciones, y le pregunté a uno de los encargados por la lista de las veteranas. Viendo que me buscaba entre las corredoras de los años 70, le dije: mira la última página, que soy seguramente la más vieja. A lo que, mirándome de arriba abajo, me contesta: pues quién lo diría… Subidón de moral. Había cuatro mujeres entre 1960 y 1964, y yo había llegado la última.


Ya relajada, miré el móvil, mientras hacía tiempo para ver el resto de carreras, en las que participaban muchos alumnos míos del colegio en distintas categorías. Uno de los mensajes era de mi amigo Diego: me felicitaba por haber ganado el premio a la “carta de la semana” en la revista XL Semanal. Me alegré mucho, aunque ni siquiera estaba segura en ese momento qué escrito me habrían publicado. Pero no podría comprar el periódico hasta salir de la universidad, cuando volviese a casa.
Disfruté viendo cómo mis alumnos conseguían pódium en todas las categorías, les aplaudí a rabiar e intercambié algunas palabras con sus padres.
Hubo una actuación de un grupo de chicas, que realizaron varias coreografías sobre bicicletas estáticas, espectáculo que me pareció de lo más lucido.
Llegó por fin la entrega de premios en cada categoría, y finalmente un sorteo de regalos con los números de dorsal. Tuve la suerte de ganar una caja con vino de Almendralejo, con mi 325.


De vuelta a casa, paré a echar gasolina y a comprar, por fin, el periódico con su suplemento dominical. La carta premiada lleva por título “La vida alegre”, y ya la publicó el diario HOY hace un par de semanas. Ni siquiera recordaba haberla enviado, a veces, si el tema del que escribo no es local, provincial o autonómico, mando el archivo a ambas publicaciones. Esta es ya la cuarta vez que tengo el privilegio de ser seleccionada por Lorenzo Silva, al que admiro profundamente, pero en esta ocasión he ganado una tablet. Comenzó a encandilarme aún más cuando asistí a una conferencia suya durante una “Feria del Libro” de Badajoz. Oírle hablar en directo es una auténtica gozada. 


Y he aquí el resumen de este gran día. Mañana iré a trabajar con una motivación diferente, con una gran ilusión: empezamos los ensayos del primer coro de profesores que hemos tenido en el centro, con proyectos inmediatos de actuaciones. Llevamos todo el fin de semana eligiendo temas para el repertorio, consensuando a través del grupo de  whatsapp formado a tal efecto.
Pero eso será objeto de otro post.


                                BYE.


domingo, 12 de octubre de 2014

La náusea

  
Siento náuseas, y no estoy embarazada. 


De hecho, lo que más deseo en este momento es desembarazarme de la gentuza que ha robado mi fe en la democracia, mientras se permiten la ironía de enseñarme lecciones de ética y de moral; desembarazarme de la indecente obscenidad que impregna las informaciones que nos van llegando; desembarazarme de la impotencia que me provoca verlos en la calle como si con ellos no fuera la cosa; desembarazarme de esta ira enfermiza que se ha convertido en pandemia entre la población; desembarazarme de mis dificultades económicas mientras ellos tiran con pólvora ajena; desembarazarme de mentiras y medias verdades con las que intentan manipularme; desembarazarme del nudo que me aprieta la garganta a medida que se marcan más y más las desigualdades; desembarazarme de las cifras que delatan el saqueo de los fondos de todos. 


De los 86 consejeros de Caja Madrid que recibieron la tarjeta de la vergüenza, solo 4 no hicieron uso de ella, menos de un 5% fueron honestos. Si extrapolamos este dato como referencia a otros escenarios, podríamos pensar que un 95% de los altos cargos de la política y de las finanzas son unos corruptos. Y no parece una conclusión desacertada. 


De nuevo tengo ganas de vomitar, yo creo que es por el pútrido olor de este lúgubre momento histórico.